Los hábitos alimenticios

Algo que me ha sorprendido ahora que soy madre, es que aunque mi hija aún no ha cumplido su primer año, constantemente la familia y externos le ofrecen caramelos, chocolates, galletas, etc.

Educadamente les decimos que nuestra hija no los consume, nos miran con cara de asombro y nos preguntan ¿Por qué no? ¡Pobrecita, ve como se le antoja! Nos reprochan como si estuviéramos haciendo algo mal.

Andrés y yo somos amantes de la comida y debemos confesar que la comida chatarra está en nuestra lista de favoritos.

Cuando Nabyl era recién nacida no estábamos preocupados por la alimentación pues ella solo tomaba leche materna, sin embargo, después de habernos informado sobre la alimentación complementaria y meternos en el mundo del BLW, nos dimos cuenta que era momento de modificar nuestros hábitos alimenticios.

Un hecho lamentable en nuestro país (México) es que actualmente, ocupa el primer lugar mundial en obesidad infantil, esto indica que los adultos, responsables de la alimentación de los pequeños, estamos haciendo algo mal.

Como madre, al leer esos datos estadísticos me doy cuenta de la gran responsabilidad que tenemos al inculcar buenos hábitos alimenticios a nuestros hijos ya que la obesidad lejos de ser un problema estético, genera enfermedades como diabetes, hipertensión, problemas ortopédicos y hasta daños renales, que no siempre se ven reflejados sino hasta una edad avanzada.

Adicionando a esto los nuevos malos hábitos que los niños están tomando, como lo son dedicarle más tiempo a los electrónicos, distanciándolos de un ambiente de interacción humana por llamarlo así y sin tratar de ser extremista.

Desde mi punto de vista la forma más sencilla de lograr que nuestros hijos se alimenten sanamente es poniendo el ejemplo, pues no podemos decirle a nuestro hijo que no coma papas fritas si diario nos ve consumiéndolas.

Recuerdo que en mi familia era muy común ver a los pequeños llorando a la hora de la comida porque no les daban un vaso con refresco, entonces sus padres terminaban cediendo y les daban el refresco, lo que sucedía después es que luego de tomar refresco, el niño no quería comer, sus padres se enojaban y se repetía la escena diariamente. 

Ahora que observo las cosas desde otro ángulo, me doy cuenta que la solución a esos problemas era muy sencilla, si los padres no consumieran refresco y no lo tuvieran en casa, el niño no tendría la curiosidad de consumirlo tampoco.

Así que Andrés y yo hemos decidido no tener alimentos chatarra en casa, hemos de confesar que modificar nuestros hábitos alimenticios ha sido una tarea muy difícil, sin embargo, practicar BLW nos lo ha facilitado un poco debido a que todos comemos lo mismo todos los días.

Siempre lo prohibido resulta más atractivo para todos, lo mismo aplica para nuestros hijos, así que lo ideal es aplicar lo que el Nutricionista Español Julio Basulto explica “No negar, no ofrecer”, si en una fiesta de cumpleaños le dan pastel o come chatarra, en casa no ofrecer nada de esos alimentos superfluos.

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Imágen de encabezado tomada de lavozdemichoacan.com.mx

Publicado por Elizabeth

Q.F.B egresada de Ciudad Universitaria.

Me gusta patinar cuando tengo oportunidad, mantener contacto con otras mamás y papás, para ampliar el conocimiento y experiencias sobre la crianza.

¡Me gusta la ciencia!

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