Desde mi punto de vista, una de las cosas que más asustan a toda embarazada es el momento del parto. Cuando tenía 30 semanas aproximadamente, el miedo al parto comenzó a aumentar más rápidamente, incluso pensé “Ojala que me practiquen cesárea y así todo sea rápido”, recuerdo a mi mamá diciéndome que no sabía lo que decía, después de informarme, entendí que lo mejor sería un parto natural. Decidimos que mi parto sería en el sector público, en primer lugar porque en muchas clínicas privadas prefieren hacer cesáreas para cobrar más y demás, si algo malo sucedía durante el parto con el bebé o conmigo, en el sector publico tendrían los recursos humanos y tecnológicos para atendernos inmediatamente. Nunca había vivido de cerca un trabajo de parto, solo había visto en las películas y series de TV a mujeres embarazadas que de un momento a otro comienzan a tener contracciones y un ¡pum! después de 6 pujidos nace el bebé, así que imagine que todo sucedería así de rápido.
Pues bien, la mañana que cumplí 40 semanas expulsé el tapón mucoso pero solo tenía 2 cm de dilatación y nada de dolor, cuando cumplí 40.2 semanas, en la revisión me dijeron que tenía 3 cm y que debía esperar un poco más pero era importante realizar un estudio para conocer el estado de mi bebé y determinar si requería cesárea de urgencia, entonces me asusté. Ese mismo día salí a caminar, cosa que ahora sé no sirve de nada más que para cansarme, fuimos al cine, comí chocolate y jugué just dance (es un vídeojuego en el que debes seguir una coreografía) hasta donde la panza me lo permitió. Cuando dieron las 12 de la noche, decidimos ir a dormir, llevábamos despiertos desde las 6 am, apenas habían pasado 20 minutos de acostarnos cuando sentí como si un globo con agua hubiera explotado dentro de mí, sentí mojada la ropa. Me paré al baño y noté que seguía escurriendo, tranquila regresé a la cama y le dije a mi esposo, quien estaba todavía dormido, “No sé si me hice pipi en la cama o ya se me rompió la fuente”, en seguida se levantó de golpe, asustado, muy nervioso y sin saber que hacer; como se puso muy nervioso, le dije que primero me metería a bañar y después iríamos al hospital. Llegamos al hospital, yo no tenía ninguna molestia, incluso me sentía demasiado relajada, la revisión indicó que yo tenía 5 cm de dilatación y la bolsa rota, entonces llamaron a Andrés y le dijeron: por favor firme acá, su esposa se queda internada.
Siempre he escuchado malas experiencias sobre dar a luz en hospitales públicos, sin embargo siempre fueron atentos conmigo. Me puse la bata, me acosté en una cama, era una sala/consultorio con otras 7 camas, en tres de ellas había mujeres en labor de parto, unas más doloridas que otras. Me canalizaron y me indicaron que me pondrían oxitocina para inducir las contracciones pues yo aún no sentía nada. Después de dos horas comencé a sentir dolores similares a un cólico menstrual y la dilatación avanzaba. Cuando llegué a 7 cm los dolores comenzaron a ser más intensos, me preguntaron si requería anestesia, debido a que nunca había tenido un bebé, preferí la anestesia. He escuchado historias de terror sobre la epidural, sin embargo, lo único difícil fue tener que doblarme en medio de una contracción. El dolor disminuyó pero no desapareció, alrededor de las 8:00 am me dieron inmensas ganas de vomitar y mucho cansancio, llevaba ya 24 horas sin dormir. A las 8:50 am nació Nabyl. En ese momento me sentí tan feliz que quedé en shock, solo podía sonreir y ver a mi bebé. Debido a que el parto fue en el servicio del IMSS no pude tenerla en mis brazos al momento de nacer, pero no muy lejos de mi podia observarla mientras la revisaban. En el transuccurso donde me terminaban de atender, le dí el primer beso a mi pequeña y la llevaron a recuperación, minutos después me llevaron a mi también. Cuando sentí recuperar un poco de fuerza, la alimente por primera vez. Unas horas después nos llevaron a la habitación para ser dadas de alta, y ahí estaba esperándonos papá, aún recuerdo su cara de emoción al vernos a lo lejos, sus ojos tan emotivos al ver por primera vez a nuestra pequeña Nabyl.
Ahora que conozco más sobre parto humanizado, me he dado cuenta que hubo cosas que podrían haber hecho del parto algo más “cómodo”, como poder estar de pie en lugar de estar acostada, tener a Andrés a mi lado, tener a Nabyl inmediatamente en mis brazos. Sin embargo, para mí el parto fue una experiencia muy tranquila, siempre tuve en mente que pronto conocería en persona a mi bebé.
Si estás próxima a dar a luz, confía en tu cuerpo, tú eres capaz de lograrlo, no tengas miedo, disfruta ese momento.
“Para cambiar el mundo, primero debemos cambiar la forma de nacer” Michel Odent.
Ilustración de encabezado por Fiona Katauskas
Jamás olvidare la primera vez que las vi, porque considero que a ti mamá, te empece a conocer de cero y Nabyl mi primer y única vez.
Es una felicidad inmensa sólo recordarlo.